lunes, 24 de noviembre de 2014

¿Que ha sido el Gran Mes Tasende?

Una locura, por que a día de hoy hasta puedo decir que no me a parecido tanto, pero si lo analizo bien y friamente, es una locura, que lo fue desde el primer momento que diseñe el calendario y que lo siguió siendo durante cada prueba, durante cada día.

El gran mes se baso en completar una maratón, una media maratón, una ultra de carretera, un medio ironman y dos ironman, todo ello en cinco semanas, algo mas de un mes de pruebas, entrenamiento y trabajo personal, por que al final yo no me dedico a esto, aun que sea como locura , por ahora no es mas que un hobby.

Todo empezó con mucha ilusión y sobre todo con muchas ganas de empezar, y fue en mi casa, en mi ciudad, en la maratón de Coruña, una prueba donde disfruté y corrí con muchos compañeros y amigos. Una semana después toco la wings for life, una media maratón en un formato nuevo de carrera, donde no había meta y eras perseguido por un coche, todo ello por una de las mejores causas que conozco y viví, las lesiones medulares, esta carrera y con la ayuda de redbull, fue organizada para recaudar dinero para la fundación, y yo pude estar ahí, y pude disfrutar con todos como corredor y embajador de la carrera.
Una semana después tocaba volar de nuevo y esta vez a Lanzarote, donde hice el ironman mas duro, las ganas eran brutales y sin duda era la prueba a la que mas fuerte iba mental y físicamente, pero no era mi carrera, y sin duda toco sufrir como nunca, pero gracias a los compañeros y a las ganas, por los pelos, pero me pude colgar la medalla, sin duda la medalla de la que mas orgulloso estoy y la que ha redefinido mis ironma´s.
Sin mucho descanso entre vuelos, trabajo, pruebas, y entrenamientos para mantener el cuerpo y la mente, tocaba completar otra media distancia ironman, esta vez de nuevo en casa, en la ciudad, y pese a mi gran cansancio, y que iba con una idea de ser cauto y reservar, el estar en la ciudad, con amigos, compañeros y familia, hizo sin duda, que a mitad de mes, a mitad de las pruebas, hiciera el mejor tiempo, de la mejor manera, y sin duda disfrutando como nunca al escuchar mi nombre en la plaza del corazón de la ciudad al entrar corriendo.
Aun con la emoción en el cuerpo, y cada vez con menos energía y mas motivación, tocaba una ultra de carretera, la segunda edición de una carrera muy especial para mi, a la que sin dudar no podía faltar, una carrera que en principio ya era conocida, viable y medianamente fácil, y pese a que iba con la mentalidad de ser conservador y tomarlo como un entrenamiento entre amigos, las condiciones, el tiempo y sobre todo el cansancio, hicieron que fuese de todo menos fácil, pero, pese a todo y por supuesto con mucha mas alegría que pena, pude colgar una medalla mas, la quinta consecutiva de las seis que quería intentar conseguir.

Y por último, y tras todo el mes, tras pedalear mas de mil kilómetros, correr mas de doscientos y nadar treinta, tocaba enfrentarse a la última prueba, al segundo ironman, y esta vez en casa. En principio parecía fácil, en casa, circuito muy asequible, y con todas las facilidades que aporta tener una carrera al lado de casa y conocer a todos, pero ni mucho mas lejos de la realidad. Desde el primer momento todo fueron problemas, ya el día antes de empezar, a pocas horas de ponerme en la linea de meta, todo salía mal, todo se ponía en contra, varias noticias, varias prohibiciones, varios planes que teníamos previstos tirados por tierra, y todo ello antes de empezar, como podréis imaginar, mis ganas no eran muchas, y la motivación se había esfumado, pero tocaba acabar, y por supuesto no le iba a dar la satisfacción de abandonar a la gente que no quería que lo consiguiese y me ponían estas trabas, y es que cuando tienes al enemigo en casa es muy triste.
Bueno como decía, sin muchas ganas y muy cansado me puse en la línea de meta, pensando en que era otro día, y que todo podía cambiar, ingenuo de mi, por que no fue así, desde que salí del agua y estar mareado, a pinchar dos veces y marearme en la maratón, pero al final pude, al final logré colgarme la medalla, una medalla, que con todos mis respetos a esta distancia, a la prueba y a los que se la colgaron, no fue ni de lejos de mi agrado, pero al final la cabeza pudo y fuese lo que fuese a lo que me aferre, pude completarla.

Y así fue, esto es todo lo que a sido el gran mes Tasende, algo mas de mil kilómetros pedaleando, doscientos corriendo y treinta nadando, muchas horas sufridas y disfrutadas por una linea muy fina, un gran mes que sin duda supero todas mis expectativas, un gran mes que paso a paso, prueba a prueba, y con cabeza, trabajo, esfuerzo y sacrificio, fue posible, pero..........¿por que? ¿por que este gran mes? ¿por que estas pruebas? ¿por que de esta manera con tan poco tiempo de marguen? bueno pues estas y otras preguntas estarán en mi próxima entrada.

viernes, 29 de agosto de 2014

Conclusión de mi nuevo Camino de Santiago

Solo se sacar una, que todo es posible, todo lo que te propongas, si tienes la confianza, las ganas y la motivación suficiente para lograrlo, sin duda reunirás las fuerzas necesarias para conseguirlo, para ir superando cada momento, cada fase, cada momento, por que al final tu eres dueño de tus decisiones, tu eres dueño de tu destino.

Hacer el camino me llena, me reconforta, y pese a que en su día lo hice como una "obligación" a mi promesa, desde la segunda vez que lo completé, descubrí que me encanta, que tiene una magia especial, que depender de mi, de cargar con lo necesario y nada mas, me transmite una sensación de libertar que nada mas me lo da, y cada año deseo entre nervios y ganas que llegue, por que se que cuando regreso vuelvo con nuevas y refrescantes ideas, con mas ganas y sobretodo con la motivación y mis propias creencias mas reforzadas. Por que en ocasiones no te tienes que cruzar el desierto o hacer varios ironman´s en un mes, en ocasiones para encontrarte a ti mismo, y saber que es lo que quieres, solo te hace falta una mochila y muchas ganas de aventuras. 

Siete, ya van siete caminos, siete caminos que puedo realizar mi promesa, que puedo disfrutar de mi mejor regalo, de ese golpe del destino que me ha abierto los ojos, que me ha dado este punto de locura y que me hace pelear. Por que desde entonces, en el momento que decido realizar algo, se que tarde o temprano, de una manera u otra, lo conseguiré, por que colocando ladrillo a ladrillo puedo construir el mejor y mas grande muro cada día!

miércoles, 27 de agosto de 2014

Tercera etapa de mi séptimo camino (Un paseo)

Tras una noche perfecta, tras poder descansar y notarnos bien, doloridos, pero bien, pusimos rumbo a Santiago, ya no nos quedaban nada mas que setenta kilómetros, un paseo rompepiernas, no fácil del todo, pero muy asequible, pero no podíamos confiarnos.

Nuestra primera parada era sin lugar a duda Melide, por eso arrancamos sin desayunar, había que disfrutar y saborear el pulpo milenario y tradicional de esta ciudad. 
Una vez que pudimos disfrutar de este mangar proseguimos, teníamos todo el día para llegar, por eso nuestra idea cambio, ya no hacía falta tirar, ya no era necesario empujar, por muy mal que se pusiesen las cosas, el camino ya estaba completado.

Así fue como fuimos pasando los diferentes pueblos, puertos y valles, de café en café, de terraza en terraza, hasta llegar a la entrada de Santiago, y contemplar como se aproximaba la catedral, metro a metro mientras bajábamos el monte, mientras pensábamos lo que habíamos hecho, mientras nuestras piernas gritaban de dolor y satisfacción por saber lo que habíamos completado.  

Así fue, así acabamos, mientras esperábamos la cola para recoger la compostelana, el único minuto de descanso al terminar, único momento a pensar y recapacitar lo conseguido antes de regresar a casa y preparar todo para volver al trabajo.
Trescientos kilómetros, mas de ocho mil metros de desnivel acumulado, seis horas de sueño, dos días sin parar, mas de diez kilos de arrastre entre alforjas y portabultos, tres pinchazos, varios problemas físicos y otros de cabeza, varios cambios de temperatura de diez a cuarenta y dos grados, rodando de dìa y de noche, pero al final fue posible, al final, la unión, el compañerismo, la confianza, el respeto, el entrenamiento y la superación hicieron que nos sobrepusiéramos a todo y acabásemos, de esta manera, cumpliendo un reto mas a nuestros años. 

Siete, ya van siete caminos, siete caminos que puedo realizar mi promesa, que puedo disfrutar de mi mejor regalo, de ese golpe del destino que me ha abierto los ojos, que me ha dado este punto de locura y que me hace pelear. 
Por que desde entonces, en el momento que decido realizar algo, se que tarde o temprano, de una manera u otra, lo conseguiré. 
Colocando otro ladrillo en el mejor y mas grande muro que intento construir cada día!

martes, 26 de agosto de 2014

Segunda etapa de mi séptimo camino (Realizando lo épico)

Si, efectivamente nos despertamos, o mas bien salimos del saco, sin haber dormido mucho, eran las cinco y media de la mañana y los caminantes ya se levantaban, era difícil conciliar el sueño, entre tanto ruido, viento y frío, por eso medio tiritando nos decidimos poner en marcha.

No nos quedaba comida y no sentíamos muchas fuerzas, el objetivo no estaba claro, pero la idea la teníamos bien definida, queríamos recorrer los máximos kilómetros antes de que oscureciese, o que no pudiésemos mas.
Cansados pero muy motivados nos predisponemos a marchar, hasta que de golpe, de pronto vemos que tenemos otro pinchazo, otro pinchazo mas antes de salir...........era algo que no podíamos prever, ni controlar, por ello con humor y resignación, volvíamos hacer algo que ya sabíamos con los ojos cerrados.

Tras preparar todo y desayunar nos pusimos en marcha, el primer gran objetivo era el Cebreiro, un puerto de primera categoría, que era el plato fuerte antes de dos puertos mas.
Con fuerza, con ganas, y peleando mucho subimos metro a metro a la misma velocidad que subía la temperatura, finalmente coronamos el Cebreiro en una hora, una hora de subida para completar los nueve kilómetros que separan la base de la cima. En el camino anterior, en este punto la fuerte lluvia, la densa niebla, y el incansable viento nos asoló, este año el fuerte sol y la calor no impidieron, pese a los treinta y cinco grados, que culminásemos la cima muy motivados y muy bien.

En ese punto nos paramos a comer, quedaba mucho por delante y era la única parada que podríamos hacer. Tras devorar una comida que en principio parecía mas de lo que era, nos encaminamos a una sucesión de puertos, de subidas y bajadas de escándalo, donde el sol y el viento nos acompañaron hasta la bajada a triacastela, sin duda nuestra parte favorita de todo el camino, mas de veinte kilómetros de bajada, y este año sí, este año pudimos disfrutar, pudimos aprovechar, y durante diez minutos, sentimos y nos emocionamos lo que en la hora y media de bajada el año anterior no pudiéramos mas que sufrir, en mitad de la noche, entre un vendaban de viento y lluvia.

Esta vez no hubo parada en este pueblo, no hubo respiro, continuamos, seguimos fuerte, el objetivo era Sarria, donde el año anterior nos habíamos quedado.
Favoreciéndonos el bueno tiempo, llegamos antes de lo esperado, estábamos mejorando tiempo y ya ni paramos, el objetivo seguía sin estar claro, pero la idea se mantenía, no había ya muchas posibilidades, o nos quedábamos en Portomarín, o seguíamos a Palas de Rei.

Fue en este punto, en este enlace entre Sarria y Portomarín donde el camino se nos hizo bastante tortuoso, sabíamos donde estaban ciertas referencias, pero no nos daban llegado, eso hizo que llegásemos muy justos de fuerzas y ganas a Portomarín.

Ahora tocaba decidir, estábamos en una ciudad, podíamos estar cómodos, quedarnos y descansar, o podíamos arriesgarnos, seguir, combatir el cansancio, las ganas, y las cuestas que nos venían, y correr el riesgo de no llegar, de no descansar como lo necesitábamos, pero lo fácil no nos va, teníamos tiempo, y sabíamos, yo sabía que podíamos, que era posible que llegásemos.

Las fuerzas flaqueaban, pero las ganas seguían, y uno por el otro tiramos, empujamos, luchamos y pedaleamos, hasta llegar, hasta completar veinticuatro kilómetros de subida y viento de infarto, tirando como nunca, como si acabásemos se salir, como si estuviéramos escapando del diablo.

Una vez mas volvíamos a llegar con el tiempo justo antes del cierre, pero esta vez si, esta vez teníamos ducha, cama y techo, esta vez si podíamos descansar, y tras completar ciento cincuenta kilómetros, con cuatro puertos, mas de cinco mil metros de desnivel y nueve horas y media, esta vez si sabíamos que podíamos dormir bien, que el trabajo estaba hecho, y que habíamos realizado la etapa mas épica en estos tres caminos juntos, que nos habíamos sobrepuesto a todo, que habíamos tirado y peleado juntos, que lo habíamos conseguido.

lunes, 25 de agosto de 2014

Primera Etapa de mi Séptimo camino. (Objetivo Cumplido)

Un año mas, una vez mas, otra oportunidad, otra vuelta de tuerca, sea como sea otro camino de Santiago mas, otro año mas cumpliendo una promesa, mi promesa.

Cada año por estas fechas, los nervios, los sentimientos y las ganas la noche de antes son las mismas, y como cada año, una vez mas me levantaba sin haber dormido, y sin pararme mucho ponía de nuevo rumbo a la la estación de tren, para una vez mas partir desde León a Santiago.

Ya el viaje en el bus, los comentarios, las planificaciones, y los cálculos, no nos dejaban dormir, los nervios eran evidentes, el objetivo estaba claro, realizar la etapa León, Ponferrada, ciento catorce kilómetros con dos puertos de primera categoría, y una hora límite para llegar, si no, tocaría dormir en la calle.
Mas tarde de lo planeado y tras montar las bicicletas nos ponemos en marcha, el tiempo era muy justo y el sol apretaba, la idea estaba clara, tirar, tirar y tirar, beber y comer sobre la bicicleta.

En la estepa leonesa era fácil de rodar, y nuestra media era alta, pero debido al viento de cara y lo que nos esperaba mas tarde para subir, debíamos ir con mucha cabeza, ya que pese a tener que recuperar tiempo, corríamos el riesgo de no aguantar cuando llegase el momento de subir.
Al cabo de un rato tuvimos que hacer la primera parada, el primer pinchazo. Siempre he dicho que el la avería que menos me gusta reparar, pero en este camino, sin duda aprendí mas que nunca, y sobre todo velocidad. Tras solucionar el problema proseguimos hasta Astorga, donde sellamos las credenciales, credenciales que hay que cubrir a cada poco para que al final te otorguen la compostelana.
Ya en Astorga decidimos proseguir, no habíamos recuperado mucho, ya que aun encima yo en ningún momento me había encontrado cómodo, pero mi compañero, mi amigo, el pilar que me ayudo, hizo que pese a ir yo mal, tirásemos rápido. Sabíamos lo que venía, tocaban veinte kilómetros de subida, con el viento de frente y en una carretera que recordábamos de otros caminos como muy tortuosa.

A los pocos kilómetros de emprender la marcha, nuestros temores se hacían realidad, volvíamos a pinchar, y ya no teníamos mas repuestos......medios tocados, y sin mucho ánimo proseguimos hasta llegar al puerto, puerto que escalamos como profesionales, en ese punto me vine arriba, me tocaba tirar del carro, y me puse delante, y ni siquiera los diez kilos que arrastrábamos cada uno, impidió que subiéramos rápido.
Antes de lo esperado y recuperando tiempo llegamos arriba, estaba anocheciendo, en el mismo punto que el año anterior cruzamos amaneciendo, la sensación y los sentimientos contemplando el paisaje son indescriptibles, la magia que sentíamos se mezclaban con las ganas de llegar y acabar.
Sin mas dilación nos abrigamos, ya que en León habíamos partido con treinta grados, pero en esta montaña, y apunto de empezar la bajada el termómetro marcaba diez.

Comenzamos a bajar, mas de veinte kilómetros de carretera, de curvas imposibles, de cambios de rasantes y de pendientes impracticables sin unos buenos frenos. La noche caía sobre nosotros, y ya no quedaban muchas opciones, el pedaleo y los relevos bajando eran continuos y la velocidad escandalosa. Durante la bajada hubo dos puntos donde personalmente tuve dos sentimientos totalmente enfrentados, en un punto de la bajada, al ver que mi cuentakilómetros marcar noventa y ocho kilómetros por hora, la adrenalina me invadía, la misma adrenalina que me hizo reaccionar y esquivar una caída segura ante el cruce de un gato blanco en plena bajada,

Antes de lo que nos dimos cuenta estábamos en el pueblo anterior a Ponferrada, había fiestas, y todo nos incitaba para quedarnos, la hora era muy justa, y sin pensarlo mucho, como nos gusta a nosotros, nos tiramos a la aventura, partimos a la ciudad, de noche y sin saber si tendríamos donde dormir.

Tiramos como nunca, en mitad de la oscuridad, con nuestras pequeñas luces, sin apenas notar los mas de cien kilómetros que llevábamos encima, apretamos, empujamos y llegamos al albergue, llegamos cinco minutos antes del cierre, eran las diez y veinticinco de la noche, las ganas eran muchas y las fuerzas no fallaron, suspiramos tranquilos y aliviados sabíamos que dormíamos bajo techo.

Ya con calma y tranquilidad preparamos todo, el objetivo estaba cumplido, habíamos hecho ciento catorce kilómetros en cinco horas cuarenta, habíamos superado nuestros propios bajones, parado varias veces por los pinchazos y superado las montañas y los puertos, tocaba descansar y dormir, la siguiente etapa pintaba mucho mas dura. Fue en ese momento, en ese instante de felicidad y satisfacción, cuando nos dijeron que el albergue estaba lleno, que teníamos que dormir en unas colchonetas, a la intemperie dentro de nuestros sacos, bajo un techo de estrellas, si es cierto, pero en una noche fría y de viento.

Se avecinaba una noche larga y dura, la siguiente etapa nos esperaba, y todo apuntaba a que no podríamos descansar mucho, cenar ni recargar las baterías de las luces y los móviles................

jueves, 14 de agosto de 2014

De nuevo peregrinando a Santiago

Pues sí, en unas horas comienzo de nuevo un camino de Santiago, y lo cierto es que ya perdí la cuenta, no se si van seis, siete u ocho, pero de lo que no perdí la cuenta es de cada momento, cada persona y cada kilómetro que han valido la pena de mis anteriores caminos, toda esa magia que me tiene enamorado y por la que hago lo que hago, además de mi promesa.

Por que  mentiría si dijese que el camino lo hago solo por la magia que tiene, por que la verdadera razón por lo que en su día lo empecé y así lo hago cada año, en una o varias ocasiones, es por mi promesa de volver a caminar. Por que hace nueve años en aquella noche, durante aquella eterna espera, donde no notaba nada más que mis lágrimas corriendo por mis mejillas, me prometí que si salía de esa y volvía a caminar, nunca me rendiría,  emprendería retos nuevos, y  no me dejaría estancarme.

Lucharía por lo que quisiese hasta el final,  y nunca por muy adversas que fueran las cosas, nunca me rendiría o dejaría  de llegar a donde me hubiese propuesto. 
En ese momento prometí  que si volvía a andar realizaría el camino de santiago todos los años mientras mi físico y medios me lo permitiesen. 

Y aquí estamos,nueve años después a pocas horas de volver hacer honor a esa promesa, a volver a recorrer parajes mágicos en entornos idílicos, a volver a compartir momentos e historias con mas peregrinos, a volver a sufrir y disfrutar sobre la bicicleta, pedaleando de día y de noche, bajo la lluvia, el sol o las estrellas, kilómetro a kilómetro, con la idea firme de entrar de nuevo por la puerta grande de la catedral, y volver como cada año a hacer honor a mi propia promesa, a esa idea que me ayudó a salir adelante.

Una vez mas, y pese a la costumbre, a la experiencia y al conocimiento, los nervios y las ganas se junta a la espera con ansia de comenzar ya, de descontar estas horas, y de empezar a pedalear, a sentir el camino, y a sentirse parte de el, parte de esta magia, de estos senderos y de toda esta gente.

BUEN CAMINO! 

miércoles, 6 de agosto de 2014

Nueve años de mi mayor desgracia y mi mayor regalo!

Nueve años, ya nueve años, se puede decir de muchas maneras, de muchas formas, pero lo cierto es que hace nueve años que me separan de esa fatídica noche, de ese momento, de ese instante que cambió mi vida, de ese suspiro donde la peor desgracia de mi vida, se convirtió en mi mayor regalo.

Se puede decir de muchas maneras, y describir de otras tantas, pero lo cierto es que hace nueve años que volví a nacer, que aprendí a pelear por lo que quiero, dejándome el alma y la piel para conseguirlo, que aprendía  a motivarme y exigirme cuanto mas adversas o dificultosas se ponían las situaciones, y a enfrentarme al miedo para usarlo como aliado para conseguir mis objetivos.

Lo cierto es que lo que me paso no se lo deseo a nadie, y no creo que nadie lo quisiese pasar, pero lo cierto es que no me arrepiento, ese hecho y las consecuencias que vinieron después, hicieron que sea la persona que soy hoy en día, sin duda, la mejor versión de mi mismo. 

Sin duda no fue fácil, y hubo muchos momentos que marcaron diferencias, pero un chip en mi cabeza cambió, mentiría si no dijese que tuve miedo, por que claro que tuve miedo, en un suspiro, la vida que conocía ya no existía, e inmóvil en una cama, sin sentir ninguna parte de tu cuerpo, me preguntaba, ¿por que?,¿ Por que tuviste que saltar de cabeza a la piscina?.
En ese momento sí que me derrumbé, comencé a llorar y pensar en todas las cosas que no había hecho por pereza, todos esos momentos que dejara pasar por decirme a mí mismo “ya tendré tiempo, en otro momento”.  También pensaba en esas cosas malas que todos hacemos de vez en cuando, y que en ese momento me daba cuenta que eran tonterías, que solo hacen que perdamos nuestro tiempo o el de los demás.


En esa espera, donde no notaba nada más que mis lágrimas corriendo por mis mejillas, me prometí que si salía de esta y volvía a caminar, nunca me rendiría, emprendería retos nuevos, y  no me dejaría estancarme.
Lucharía por lo que quisiese hasta el final,  y nunca por muy adversas que fueran las cosas, nunca me rendiría o dejaría  de llegar a donde me hubiese propuesto dando lo mejor de mi.
En ese momento prometí  que si volvía a andar realizaría el camino de santiago todos los años mientras mi físico y medios me lo permitiesen, camino que ya estoy preparando y planeado para empezar en un par de semanas de nuevo, haciendo honor a mi promesa.

Hay momentos muy duros, y siempre me han dicho que tengo muy mala suerte, pero una vez que fui consciente de la situación, me aferré al poco valor que me quedaba, y fue en ese momento donde empezó un proceso largo de recuperación que llegó a durar dos años de trabajo. A día de hoy convivo con secuelas, que me hacen no olvidar el suceso de aquella noche, y que me recuerdan lo afortunado que soy, y que si trabajo y lucho, todo es posible!

Nueve años después, y tras mucho trabajo y aprendizaje desde cero, solo puedo decir que no me arrepiento de cada paso que di, de cada momento que viví, y que sin duda, me considero afortunado por vivir la vida que me toco, no sin mucho esfuerzo, trabajo y grandes sacrificios, pero orgulloso y feliz de cada etapa, de cada persona y de cada momento que me han dejado sin aliento estos nueve años.

Desde entonces ya no tengo miedo, si mucho mas respeto a todo, pero no miedo. Por que cuando comprendes, que cruzar una simple alfombra en el suelo se puede convertir en el momento mas épico de tu vida, en el obstáculo mas grande, comprendes también que cada momento, cada instante, por pequeño o grande que pueda parecer, por maravilloso o aterrador que pueda hacerte sentir, vale la pena vivirlo.

Por que si algo merece la pena para que te levantes, merece la pena que la hagas bien hasta el final, que des lo mejor de ti mismo, y por muy duro que se ponga, apretar los dientes y seguir hasta el final!

POR QUE TODO ES POSIBLE, EN LA MEDIDA QUE TU CREAS QUE ES POSIBLE!